Morir en el Intento
por Walberto Campos
Buscando voy un destino,
y no sé si voy por lo seguro;
porque puede que haya un muro
que interrumpa mi camino,
¡o que en montañas me ataque un felino!
hay personas de autoridad vestidas
que se interponen en mi salida
con su atroz apariencia
de gente injusta y sin clemencia,
en una frontera protegida.
¡Pero prefiero morir en el intento
antes que darme por vencido!
que a estas tierras yo no he venido
a mostrar mi extremo violento,
¡vine por buscar mi sustento!,
y si hay alguien que mis senderos obstruya,
desearía que Dios sin piedad destruya
las malditas y absurdas fronteras;
y que todo el mundo quisiera
que una sola nación se construya.
La visita
por Miguel ángel "Vientoazul"
Camine despacio, una tarde...
Sin
agitar el viento,
Entré
en aquel descanso
Donde
se congela el tiempo.
El lugar sombrío, como un páramo
Que
ante mi se ofrecía.
Sin
saberlo,
La
Isla
me
estaba invitando a estar en sintonía
Con
la serenidad de las Almas.
La
copa de los árboles,
Apenas
se movían.
Las
sombras levemente alzadas
sobre
el terreno,
marcaban
un punto a detenerse.
Para
cada cruz
Destiné
un breve relato
Y
para las que no
Un
solemne silencio.
Ellas, eran las cruces olvidadas.
Déjate tocar
por Edy Marta Muscio
Tropiezo
con un cúmulo de ideas,
una caravana de imágenes
atropelladas, hablándome:
–No busques que decir
cuando
todas las palabras
ya han levantado el vuelo,
Percibe el hechizo que se clava
y acaricia tus entrañas
y enfócate
en la emoción.
–No pienses... Déjate sentir;
déjate tocar, permítete vibrar.
No distraigas el instante,
no
embrujes un sueño sublime
que se adentra en lo profundo,
envuelve en la
magia
y el brillo de la seducción.
–No mires la danza del fuego
busca tu fuego dentro de él.
¡Atrévete
a vivir tu fantasía!
ahuyenta el recato y los temores
permite que te invada la audacia.
¡Eres mujer…!
Vacilé
por un segundo,
la sangre me enervó
se desprendió el botón de mi blusa
Y…Me deje tocar.
Tú mi Diosa del mar
por Julio
Armando Agüero
En un alborozado y alucinante despertar,
de una gélida mañana invernal,
viene a mi, tú
más bello recuerdo,
como una apasionada Anfítrite, Diosa del mar.
Tú, que has inquietado, despertar mi musa,
dejándome
surcar, por los mares de tú ensueño,
enredándome en tú cabellera, finos rayos de sol,
has logrado encender, la
llama viva de mi amor.
Quiero ser tú libertad, tú eterna fantasía,
un mar alborotado de todos tus puertos,
llegar
cada momento, acariciar tus playas,
estar contigo eternamente, en el ocaso de la tarde.
Ver resplandecer tu
áurea, que irradia poesía,
a pesar de la distancia, tu aliento como un suave viento,
que llega sin cesar, agitar mis
aguas,
envolviéndome tiernamente, en tus preciosas olas.
Sentir, embelezado tú refrescante brisa,
cubriéndome,
con tus rocíos platinados,
y escuchar por siempre, los melodiosos latidos,
de tu inspirado y apasionado
corazón.
Absurda
por Mariela Barcia
En el murmullo desvariado de tus labios
Cuando tus ojos no consiguen despertar,
cuando tu cuerpo sigue
inerte a mi presencia
y tus palabras solo causan decepción...
Planteo hacer oídos sordos a la nada,
nada superflua,
solo fantasmas en mi interior,
que me persiguen y me despiertan a media noche,
que me torturan con gran sigilo y rebelión.
En
el murmullo de unos celos inconcebibles
cae la noche riendo absurda de mi niñez,
y entonces nace la voz adulta de me
controla
y me aconseja mirar sus ojos, mirar mi fé.
Desnúdame
por Jamelyn Coromoto
Siempre me has buscado,
Por días intento ignorarte
De noche
busco esconderme
Hacerme que no te he visto
Siempre logras imponerte
Y reclamarme los días
De abandono y hastío.
En
mi alma no hay delito
Ella sabe que tú sabes
El porque de mi abandono,
Que hago hoy contigo
Como te explico si
sabes
Si es a diario mi delirio.
Que hago con esconderme
Para que no me encuentres
¿Por qué huyo y te engaño?
Si
siempre tomas mi mano
Y la aprietas al tintero
Dominando mi rebeldía
Obligando mi osadía.
Oh inspiración mía
Perdona
la rebeldía
Desnúdame de nuevo
Ante lo blanco de tu tez
Plasmando letras sentidas
En una madrugada fría
De
soledades vividas.
Volando
en Sueños
por Graciela Giraldez
Volé
por el cielo
acariciando las nubes,
llegue hasta tu cielo
descubrí tu perfume.
Encontré tus sueños
dormidos,
excitado,
me vi en ellos
y decidí abordarlos.
Descubrí el amor
que por mi sentías,
me quede impactada
siempre
fui tu amiga.
Me escondí en un rincón
me vi tan deseada,
no me imaginaba
que hasta tal punto me amabas.
Recorrías
mi cuerpo
con suaves caricias,
y con besos insistentes
me decías “eres mía”.
No podía creer
lo
que estaba pasando,
yo estaba en tu sueño
y en el mío volando.
Rozando las nubes
descubriendo horizontes,
tocando
la luna
dibujando tú nombre.
De un sueño profundo
desperté agitada,
pues el amor encontré
en un hombre
que no esperaba.