Lunes por C. A. Campos
a
V. A. Mora Rodríguez
* * * * *
Lo que llega a tiempo
es lo que asombra
después de cierta edad,
de lo que se debe desconfiar
Es el no tener que caer de bruces,
el no tener que mantener a distancia
a la oscuridad, ni al frío
Lo que asombra es lo que no te impresiona,
lo que no tiene que maravillar
para llamarnos o robarnos la atención
Es, y no acaso, lo que ya se tiene sin cuidado
o lo mucho que cuenta lo que no existe,
lo que no perdura.
* * * * *
Narcóticos por Hazzel
Yen
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Estamos
tan
desnudos,
tan muertos
por
dentro,
que ya no
tenemos miedo.
Los narcóticos
nos han acariciado.
Permanecemos
mudos
fríos
con un rifle
entre
las manos,
y toda esa
basura alrededor.
Las gotas
de
nuestra demencia se abren
y germinan
quimeras extrañas.
Seguiremos
consumiéndonos
-juntos-
Hasta que
en una
de estas oscuridades
por accidente
nos devoremos.
*
* * * *
Dormir
contigo
por
María Gabriela Abeal
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Dormir contigo es el invento,
que no reclama ser mostrado en todas partes,
tiene el ancho y la altura en equilibrio,
extensión
recomendada para amarse.
Zonas curvas,
planicies y montañas,
recrean el paisaje del deseo.
Dulcemente tus mares me dominan,
la espuma me baña tierra adentro.
El apetito te lleva a mis entrañas,
fondo rojo donde nacen los jadeos.
Inocente te alimentas de mis nubes,
del árbol eliges bien madura
la fruta que se abre a los placeres.
por Edy Marta Muscio
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El cielo besa la tierra haciendo
reír a las estrellas
La fatiga de la noche
apoya su cabeza en el regazo del
amanecer.
Lo denso huye…
y lo sutil muestra un soplo de luz,
enhebrado con pinceladas.
Cruje la brisa,
se mece sin dejar huellas.
Los relieves y los huecos parpadean.
El aire aparece arropado
con olor a jazmín y lavanda.
Lágrimas de rocío acarician las
flores.
Titilan luces perdidas en el
laberinto del tiempo,
tiempo que da sentido al espacio.
Un rumor sordo se dispersa.
Se divisa a lo lejos un diapasón
fantástico
que se eleva en un vuelo sublime
con vaivén de misterio,
desgranando en su recorrido, plumas
de fantasía.
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Enviciado silencio
por Graciela Giráldez
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¿Cómo sorprender al silencio?...
Cuando discurre tras la ventana paralizando mis movimientos.
Cuando el humo de su dolor se desprende estallando en pedazos,
desmembrando su alma y derramando su lamento sobre mí.
¿Cómo sorprenderlo? en su extravío.
Si cuando llega, enviciado de soledad rodea mi espacio.
Vanamente, recita promesas muertas de un amor olvidado.
Ante él quiero hablar, gritar y mi voz suena hueca retumbando en los muros de
su plegaria.
¿Cómo sorprenderlo? en su
intento…
Tal vez una utopía.
Que ataje el mutismo que vuelca su ironía.
O tal vez… un juego de palabras,
que
derrame en mi boca versos de un poema intranquilo por callar las súplicas de un silencio aturdido, reseco y lleno de
desconsuelo...
¿Atrapará al enviciado silencio mi voz inquieta?...
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Amnesia
por Amaury Saenz
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Hoy el cielo es blanco, y también mis páginas.
Se me olvidó tu nombre, y no recuerdo de dónde vengo.
Se que tengo frio,
y mis manos buscan algo entre los escombros.
Quizás es la inercia de mi olfato, que me pega a ti.
Pero no recuerdo ni tu nombre,
ni tu cara,
ni tus ojos,
pero extraño tus manos sobre mi cuerpo.
Soñé y me miré yo mismo,
desde el aire,
borrando el libro de recuerdos,
con tinta blanca.
Y,
se apagó la luz que me conduce a ti.
Se borraron los caminos,
y con ellos tus huella,
solo se que huele a ti,
en mi cama.
Pero no recuerdo ni mi cara, ni mi nombre.
* * * * *
Mi
tiempo no es oro
por JM. Persánch
Me das asco. Eres sucio,
pares la guerra,
la envidia, la cerrazón, y matas a tu madre la tierra.
No contento con eso, nos haces esclavos,
¿Qué tendrás que a todos convences?
-¡Que vivan los
vagabundos y los vagos!
-¡Que vivan!
-¡Que vivan!
Me das asco. No me mires
a la cara…
Eres como un amante consentido, engreído,
acostumbrado a salirse siempre con la suya,
eres un significado muerto para la salud,
eres el cebo de la tentación y la falsedad,
y tu codicia no tiene cura, boca obscena,
eres el rey de la pena, porque a nadie amas.
¡Es más rico el que no necesita
que el que tiene!
Señor don dinero:
mi tiempo no es oro,
mi tiempo es vida,
y mi vida,
no está en venta.
por Mabel Zaves
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La
puerta se balancea por el viento
en
una estampa traída del otoño,
que
la misma hojarasca amarillea
y
pinta una estela en tu despertar.
La
entrada muestra la saturación
de
un final inesperado, que grita
al
silencio de las profundidades
de
la tarde, que se torna sombría.
El
postigo rechina ante la brisa,
que
cruza las heridas en la noche
y
es huracán en el amanecer,
si
la sábana interroga al espejo.
Puerta
entrada postigo, ¿son la nieve
que
se desvanece en la primavera?
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¿Cómo?
por Mariela Barcia
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Cómo decir,
sin decirlo...
que la luna ilumina
su reflejo
más las olas
desdibujan su fulgor
...que la aurora, simulacro de tus ojos,
no conciben igualar
su resplandor.
Que la brisa,
despeinando mi figura
acontece la
tormenta por llegar,
no contempla este
sismo peligroso
que fractura la
corteza de mi afán.
Más la vida...
prisionera de los actos
va a mi vera susurrando mi moción,
un susurro que ensordece hasta el silencio,
un susurro que avasalla la razón.
Cómo decir,
sin decirlo
los utópicos
misterios del adiós...
la sonrisa que
pronuncia mil palabras
mil palabras que se
esconden en mi voz.